Algunos piensan que cuando un liderazgo en una iglesia quiere formalizar la membresía, lo que hace es solo un acto administrativo generado por los hombres para tener cierto control de los feligreses… ¿Es realmente la membresía de la iglesia una invención del hombre o es una invención divina?
Para responder esto consideremos la Palabra de Dios en este pasaje:
1 Corintios 12:27 Reina-Valera 1960
27 “Vosotros, pues, sois el cuerpo de Cristo, y miembros cada uno en particular.”
Pablo dice que somos miembros. La expresión en el griego es “Melos”, que quiere decir extremidad o parte del cuerpo humano, pero recordemos que Pablo utiliza aquí una analogía para hablar de la importancia de ser parte del Cuerpo de Cristo, esta enseñanza tiene grandes implicaciones tanto espirituales como prácticas.
Somos miembros del Cuerpo de Cristo.
A pesar de que el capítulo 12 de 1 Corintios habla de los dones espirituales, no es la única enseñanza de este pasaje sino también habla de la iglesia, del cuerpo de Cristo e implícitamente de la membresía de la iglesia.
Todas estas enseñanzas tienen su pilar en el Evangelio de Cristo, los dones espirituales, el cuerpo de Cristo y la membresía tienen un sólido pilar doctrinal que es el Evangelio.
La naturaleza de la iglesia nace del Evangelio, sin Evangelio no hay iglesia, el Evangelio da a luz a la iglesia.
La iglesia es un organismo vivo que refleja la verdad del Evangelio:
1 Timoteo 3:14-16 Reina-Valera 1960
El misterio de la piedad
14 “Esto te escribo, aunque tengo la esperanza de ir pronto a verte,
15 para que si tardo, sepas cómo debes conducirte en la casa de Dios, que es la iglesia del Dios viviente, columna y baluarte de la verdad.
16
E indiscutiblemente, grande es el misterio de la piedad:
Dios fue manifestado en carne,
Justificado en el Espíritu,
Visto de los ángeles,
Predicado a los gentiles,
Creído en el mundo,
Recibido arriba en gloria.”
La iglesia fue engendrada por el Evangelio, está para predicar y defender el Evangelio. Esa es la función de esa familia espiritual en la tierra. La iglesia es el testimonio fiel en la tierra de que el Señor vive y reina en los cielos. La iglesia es una familia espiritual que debe reflejar el Evangelio en su vida cotidiana.
Si el Evangelio es amor, gracia, misericordia, justicia, verdad, perdón, redención, humildad, humillación, sacrificio, compromiso, santidad y un sinnúmero de expresiones más, eso también debe de ser la iglesia de Cristo.
El Evangelio gobierna a la iglesia, la define, la estructura, la organiza, el Evangelio fue lo que le dio vida a la iglesia y lo que la mantiene con vida.
La iglesia es un espejo que refleja la luz de Cristo en la tierra, Dios se da a conocer por medio de la iglesia:
Efesios 3:9-10 Reina-Valera 1960
9 “y de aclarar a todos cuál sea la dispensación del misterio escondido desde los siglos en Dios, que creó todas las cosas;
10 para que la multiforme sabiduría de Dios sea ahora dada a conocer por medio de la iglesia a los principados y potestades en los lugares celestiales,”
El Evangelio es el mensaje divino para los hombres, de cómo Cristo murió en la cruz para el perdón de los pecados y de cómo Él fue resucitado para vencer a la muerte. El Evangelio anuncia cómo todo aquel que cree en la obra de Cristo es salvado e integrado a una nueva familia espiritual donde la cabeza es Cristo.
El mensaje del Evangelio es cómo Cristo a través de su obra y su Espíritu, saca de la potestad del mundo, del pecado, de la muerte, de Satanás a una persona que cree en Él para hacerlo parte ahora de una nueva naturaleza: ser ahora esclavo de un nuevo Amo e integrado a una nueva familia espiritual. El Evangelio lleva a una persona a ser miembro de Cristo, ser parte de su cuerpo que es la iglesia.
1 Corintios 12:27 Reina-Valera 1960
27 “Vosotros, pues, sois el cuerpo de Cristo, y miembros cada uno en particular.”
El Evangelio hace que una persona sea parte de Cristo, el Evangelio es Cristo mismo y Él a través de su obra perfecta nos compró para ser miembros de Él:
1 Pedro 1:18-21 Reina-Valera 1960
18 “sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata,
19 sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación,
20 ya destinado desde antes de la fundación del mundo, pero manifestado en los postreros tiempos por amor de vosotros,
21 y mediante el cual creéis en Dios, quien le resucitó de los muertos y le ha dado gloria, para que vuestra fe y esperanza sean en Dios.”
El Evangelio integra al creyente a la iglesia de Cristo. El mensaje del Evangelio hace que los que son de Cristo sean llamados, separados, rescatados para ser miembros de Él. Cristo a través de su mensaje atrae a los suyos para hacerlos parte de Él.
La membresía de la iglesia no es un invento del liderazgo, ni de la iglesia, es la obra de Dios a través del Evangelio. La membresía no es la invención del hombre que quiere organizar a la iglesia, no es la visión organizacional de un hombre que dice que Cristo le “reveló” una nueva forma de gobierno eclesiástico, no es así: la membresía bíblica es la obra de Dios a través del Evangelio de Cristo.
Los corintios tenían muchos conflictos entre ellos porque no entendían aún que la iglesia fue formada por el Evangelio de Cristo y no por Pablo, y mucho menos por ellos mismos:
1 Corintios 1:13 Reina-Valera 1960
13 “¿Acaso está dividido Cristo? ¿Fue crucificado Pablo por vosotros? ¿O fuisteis bautizados en el nombre de Pablo?”
Pablo les dice que la membresía no fue formada por él sino que ellos son miembros por la obra de Dios y no de los hombres. Ellos pesaban que la institución de la iglesia era humana, no discernían bien que el Cuerpo de Cristo es la iglesia y por ello deshonraban la celebración de la Santa Cena:
1 Corintios 11:29 Reina-Valera 1960
29 “Porque el que come y bebe indignamente, sin discernir el cuerpo del Señor, juicio come y bebe para sí.”
Ellos no entendían que el Señor los había unido para comulgar, para estar unidos; pero al ser indiferentes al sentido de la membresía eran indiferentes al mismo Señor y quien es indiferente a la membresía es indiferente a Dios.
Uno no puede decir que ama a la cabeza y aborrece al cuerpo, uno no puede decir que ama al cuerpo y odia a la cabeza. Quien no reconoce la importancia de la membresía no puede decir que Cristo es importante para él.
1 Corintios 12:27 Reina-Valera 1960
27 “Vosotros, pues, sois el cuerpo de Cristo, y miembros cada uno en particular.”
Pablo al decir estas palabras se refería no a la iglesia universal o mística sino a la iglesia local, el mismo contexto del capítulo 12 nos habla de una interacción de los miembros dentro de una iglesia local, la iglesia de Corinto.
Los corintios no estaban afectando a la iglesia universal con sus prácticas egoístas sino estaban afectando a su propia iglesia local, a esa pequeña expresión de la iglesia universal de Cristo.
Pablo les dice que si en realidad son parte de la iglesia universal, deben expresarlo en una comunión sincera con otros dentro de la iglesia local. En otras palabras, quien es realmente salvo (que es parte de la iglesia universal) ama e interactúa con sus hermanos en una iglesia local:
1 Juan 2:10-11 Reina-Valera 1960
10 “El que ama a su hermano, permanece en la luz, y en él no hay tropiezo.
11 Pero el que aborrece a su hermano está en tinieblas, y anda en tinieblas, y no sabe a dónde va, porque las tinieblas le han cegado los ojos.”
Al hablar de la iglesia universal y la iglesia local, no debemos confundirnos y creer que son 2 cosas ajenas, esto puede generar un pensamiento de división entre ellas, más bien se habla de una distinción.
La iglesia local está dentro de la iglesia universal, y todo creyente que está en la iglesia universal expresa esa realidad siendo miembro de una iglesia local (como lo vemos en el siguiente diagrama):
Hay quienes dicen que son parte de la iglesia universal pero no pertenecen a ninguna iglesia local, lo cual es una contradicción, es poner el alma en peligro y es pecado:
La evidencia visible de que una persona está en Cristo es que es parte de una iglesia local.
Cuando Pablo habla de que los corintios eran miembros del cuerpo de Cristo está hablando de que ellos eran miembros de la iglesia local de Corinto, miembros de la iglesia local.
Palabra Abundante es una expresión del cuerpo universal del Señor, y para ser miembro de Palabra Abundante deben cumplirse estos requisitos bíblicos:
1.- Ser miembro de la iglesia universal de Cristo.
2.- Querer ser miembro de esta pequeña iglesia local.
3.- Comprometerse a la comunión debida buscando la edificación espiritual de los hermanos que son parte de Palabra Abundante.
Cristo es el que edifica a Su Iglesia, pero encontramos en la Biblia que esta edificación viene a través de sus miembros que trabajan en favor de la iglesia:
Efesios 4:12 Reina-Valera 1960
12 “a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo,”
La Biblia muestra que quien es verdaderamente creyente es parte activa de una iglesia local, esa persona trabaja no para edificarse a sí mismo sino para edificar a sus hermanos. Esa persona debe de ser fiel en su compromiso dentro de una iglesia local.
El énfasis más fuerte de la segunda enseñanza de Pablo a los corintios en el capítulo 12 es ser miembro de la iglesia y responsabilizarse de edificar a los demás miembros si es que ellos eran verdaderamente creyentes:
12 “Porque así como el cuerpo es uno, y tiene muchos miembros, pero todos los miembros (Melos, extremidad) del cuerpo, siendo muchos, son un solo cuerpo, así también Cristo.
13 Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo, sean judíos o griegos, sean esclavos o libres; y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu.
14 Además, el cuerpo no es un solo miembro, sino muchos.
15 Si dijere el pie: Porque no soy mano, no soy del cuerpo, ¿por eso no será del cuerpo?
16 Y si dijere la oreja: Porque no soy ojo, no soy del cuerpo, ¿por eso no será del cuerpo?
17 Si todo el cuerpo fuese ojo, ¿dónde estaría el oído? Si todo fuese oído, ¿dónde estaría el olfato?
18 Mas ahora Dios ha colocado los miembros cada uno de ellos en el cuerpo, como él quiso.
19 Porque si todos fueran un solo miembro, ¿dónde estaría el cuerpo?
20 Pero ahora son muchos los miembros, pero el cuerpo es uno solo.
21 Ni el ojo puede decir a la mano: No te necesito, ni tampoco la cabeza a los pies: No tengo necesidad de vosotros.
22 Antes bien los miembros del cuerpo que parecen más débiles, son los más necesarios;
23 y a aquellos del cuerpo que nos parecen menos dignos, a éstos vestimos más dignamente; y los que en nosotros son menos decorosos, se tratan con más decoro.
24 Porque los que en nosotros son más decorosos, no tienen necesidad; pero Dios ordenó el cuerpo, dando más abundante honor al que le faltaba,
25 para que no haya desavenencia en el cuerpo, sino que los miembros todos se preocupen los unos por los otros.
26 De manera que si un miembro padece, todos los miembros se duelen con él, y si un miembro recibe honra, todos los miembros con él se gozan.
27 Vosotros, pues, sois el cuerpo de Cristo, y miembros cada uno en particular.”
Pablo se dedicó a predicar el Evangelio para que a través de él pudieran los corintios creer y vivir en armonía como iglesia. Ser parte de la iglesia es comprometerse con ella, interesarse activamente en la necesidad de todos los hermanos tanto espiritual como materialmente.
La esencia del Evangelio es el amor. Quien es salvo manifiesta amor a Dios y al prójimo y esa manifestación se coincide con lo que Pablo nos indica sobre la preeminencia del amor:
1 Corintios 13 Reina-Valera 1960
La preeminencia del amor
13 “Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe.
2 Y si tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y toda ciencia, y si tuviese toda la fe, de tal manera que trasladase los montes, y no tengo amor, nada soy.
3 Y si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregase mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me sirve.
4 El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece;
5 no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor;
6 no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad.
7 Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.
8 El amor nunca deja de ser; pero las profecías se acabarán, y cesarán las lenguas, y la ciencia acabará.
9 Porque en parte conocemos, y en parte profetizamos;
10 mas cuando venga lo perfecto, entonces lo que es en parte se acabará.
11 Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, juzgaba como niño; mas cuando ya fui hombre, dejé lo que era de niño.
12 Ahora vemos por espejo, oscuramente; mas entonces veremos cara a cara. Ahora conozco en parte; pero entonces conoceré como fui conocido.
13 Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor.”
La membresía es un compromiso de amor con una iglesia local, amar a la iglesia a pesar de. No es amar una visión, una marca, un proyecto; es amar a un grupo de hermanos que son tan imperfectos como tú y que necesitan ser amados y edificados como tú lo necesitas.
No ser parte de una iglesia local es un suicidio espiritual pues no hay crecimiento, no hay responsabilidad, no hay a quién amar y quién te ame; simplemente no hay santificación. Desafortunadamente hay muchos suicidas espirituales que argumentan su falta de compromiso y de amor a Dios y a su prójimo diciendo que la membresía eclesiástica es un invento humano que no van a seguir.
Uno no asiste al cuerpo de Cristo, uno pertenece al cuerpo de Cristo.
La membresía eclesiástica es bíblica y no es una invención, es un mandato bíblico; quienes cuestionan la necesidad de la membresía de la iglesia cuestionan la voluntad de Dios revelada a través de las Escrituras.
Oro al Señor y le pido que este artículo te haga reflexionar y si no te estás congregando, pronto te integres fielmente a una iglesia local.